Cómo comenzamos a crear sistemas que nos permiten crecer
En Blumb estamos preparándonos para crecer y quiero contarte el proceso. Hoy te comparto cómo sentamos las bases: un sistema simple que nos da claridad, foco y libertad para lo que viene.
Durante los últimos tres años estuve en todo: resolviendo asuntos sobre la marcha, improvisando semana a semana y con el 80% del trabajo en mi cabeza.
Cuando comencé a armar equipo todo funcionaba, pero pronto entendí algo: si quería crecer, necesitaba un sistema que me permitiera delegar, que diera claridad y foco a todos, y que mantuviera la agilidad que veníamos teniendo. No quería burocracia sin sentido.
Este verano, aprovechando que la demanda de clientes bajó y el ritmo se sintió distinto, decidimos transformar ese momento en una oportunidad para preguntarnos: ¿cómo queremos trabajar para crecer de verdad?
Con la ayuda de Azul Andrade, Scrum Master en Mercedes-Benz, iniciamos un proceso para rediseñar nuestra forma de trabajar.
Lo que hicimos
Definir nuestra base: alineamos al equipo sobre qué significa para nosotros trabajar bien.
Diseñar un flujo mínimo: creamos un tablero en Linear con cuatro columnas claras: iniciativas, por hacer, en curso, en revisión y valor entregado.
Rituales ligeros: incorporamos reuniones cortas de planificación semanal y retrospectivas quincenales. Nada pesado, solo lo justo para ordenar y mejorar continuamente.
Roles claros: mapeamos quién hace qué y cómo se toman decisiones para que no todo recaiga en mí.
Pero lo más transformador fue esto: decidimos que cada tarea debe representarse como un valor, no como un checklist.
Del checklist al valor
Dejamos de llamar “tareas” a las tarjetas (o cosas por hacer). Desde ahora las llamamos valor, y cada una debe responder tres preguntas:
¿Qué valor entrega?
¿A quién se lo entrega? (Cliente, Blumb o Equipo)
¿Cómo vamos a medirlo?
Un ejemplo:
Antes: “Crear bot de consultas que se conecta con HubSpot” → Ahora: “Responder preguntas frecuentes automáticamente para ahorrar 40h/semana al equipo de operaciones”
Este cambio nos enfocó en lo esencial: el impacto.
Nos permite:
No tomar iniciativas que no aporten valor real.
Dar visibilidad a los clientes, de manera simple, del valor que les entregamos.
Sentir satisfacción cada semana al ver resultados concretos.
Descartar rápido lo que no genera impacto.
Menos reuniones, más agilidad
Adoptamos Linear como herramienta de gestión de proyectos y la integramos con ChatGPT para recibir actualizaciones en tiempo real.
Esto redujo muchas reuniones internas, lo cual es clave considerando que, en promedio, los empleados pierden 31 horas al mes en reuniones improductivas.
Hoy puedo preguntar directamente a ChatGPT:
“¿Qué avances hubo esta semana en el proyecto X?”
Y obtener claridad inmediata, sin necesidad de una hora de reunión.
Tomarnos el tiempo de frenar y diseñar nuestro sistema de trabajo es lo que ahora nos permitirá escalar sin fricciones, nuestro objetivo para Q4 y 2026.
Hoy:
Tenemos claridad en lo que hacemos.
Cada iniciativa representa un aporte de valor.
El equipo trabaja con más autonomía.
Ahorramos muchas horas de reuniones.
Y lo mejor: esto es solo el inicio. Estamos creando agentes de IA, prompts y nuevas automatizaciones que pronto les voy a compartir.
Esta es la manera en la que pasé de la improvisación a un sistema claro y ágil.
Si quieres crecer, mi recomendación es simple: construye sistemas.
Hasta la próxima 🤗




